De pequeño perseguí a los alados,
insensible e incansable guerrero,
exhausto y vencedor volvía siempre
de mis guerras de verano,
¡Yo, contra el alado!
Casi no había sangre,
y si la había, no era mía
Cruel cruzado germen de humano.
Un día ocurrió
un alado pequeño, malherido
Ciego del impacto vino a mí
Con los ojos vacíos vino a mí
Buscando ayuda vino a mí.
Reo ciego a verdugo desconocido;
Ese día siempre lo he amado
Mi llanto diluyó su sangre,
Su Muerte entró en mí
y de humano me hizo Hermano y,
A la guerra puso fin
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