jueves, 29 de noviembre de 2012

La sirena



La sirena

Yo tenía una sirena

alimentada de relatos

comía una vez al día

y si al fin quedaba despierta

gozoso yo la poseía.

Más siempre,

al fin,

dormía.

Acorté relatos, minimicé poemas

famélica mirada al amar tenía

imposible no sentir violar su cuerpo sutil.

Desistí,

alargué,

concedí,

amé al fin.

Relataba horas y horas

hasta al fin verla dormir

mi pasión se tornó amor

impensable casi en mi.

La sirena que yo amé

me enseñó un otro amor

más que mil veces mayor,

¡Ay de ti, mal narrador!.

F. Aparicio Carrión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario