jueves, 29 de noviembre de 2012

Erupción



Llevaba ya tres dias el Montano echando un humo anormalmente oscuro y espeso, pero ni esto, ni el intenso olor a azufre que se paseaba ya serpenteando por las calles del pueblo parecían afectar en su tradicional silencio al pueblo de San Cristobal. Este silencio era, quizá, lo que atraía a no pocos turistas a este lugar, era un silencio casi irreal y respetado a rajatabla por los actuales habitantes, esta norma no escrita tan solo se turbaba en una fecha:"La Feria de los cereales de San Cristobal", a la cual llegaban compradores de todos los puntos de la nación y todo el pueblo se sentía satisfecho de la importancia conseguida con su feria.

En esta ocasión, como pago al empeño puesto año trás año por los agricultores en conseguir más y mejores cosechas, se habían superado todas las previsiones, en la feria se presentó una de las mejores cosechas desde hacía muchos años.Todo fué vendido y a muy buen precio.quizá por esto ni siquiera que el Montano llevara tres dias echando humo alteró ese satisfecho silencio que llenaba todos los rinconess del pueblo.

Tan solo Pablo, el aprendiz de carpintero, se sentía más inquieto que de costumbre.Estaba excitado ante la idea de que algo fuera de lo común sacara de su mutismo al pueblo.Pablo no podía soportar ese aire de pueblo fantasma que adoptaba San Cristobal.Más de una vez había tenido problemas con los vecinos e incluso fué llamado por el mismísimo alcalde ante las persistentes quejas de algunos de ellos por la costumbre de pablo de dedicarse a sus labores de carpintería con inusitada energía en horas no habituales.Esto era, sin embargo, uno de los mayores placeres que Pablo se permitía.

Llevaba ya tres dias el Montano echando un humo anormalmente oscuro y espeso, con un intenso olor a azufre, pero esto no parecía inquietar a los actuales habitantes, ninguno de ellos había conocido nunca ningún peligro por parte del Montano.
Sólo los más viejos contaban una antigua leyenda oida de labios de sus abuelos en la cual se relataba que un "dragón" pasó una vez cerca del pueblo y exhaló su aliento escupiendo fuego sobre las escasas casas construidas destruyendolas en su mayoría, tan solo tres familias, mermadas en número sobrevivieron y volvieron a costruir sus casas, aquí, donde ahora esta el pueblo de San Cristobal.

Nadie hacía caso a esa antigua leyenda porque al fin y al cabo, los dragones no existen.

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